Dejó sabor dulce el punto sumado por la SD Huesca ante el Espanyol, que se celebró casi como victoria. Porque puntuar en el Stage Front Stadium es inevitablemente motivo de celebración. Hacerlo, además, con la quinta portería a cero consecutiva del equipo, se tornó como la confirmación del buen momento azulgrana. El equipo sigue creciendo en un momento crucial de la temporada, además de permitirles seguir escapando de los puestos de descenso.
Atendiendo a la estadística, se enfrentaban dos equipos casi antagónicos en el césped barcelonés. De los mejores locales ante uno de los mejores visitantes, de los más anotadores frente a uno de los que menos encajan. Y así, en el inevitable choque de trenes, fue la SD Huesca la que logró llevar el partido a su terreno, y si bien no generó demasiadas ocasiones, saco su versión más férrea para sumar un punto que se torna de oro ante el rival y el momento.
Tardó cincuenta y seis minutos en activarse el encuentro. Antes, apenas algún aviso en ambas áreas había logrado despertar a la grada del Stage Front Stadium, donde los 600 azulgranas se hacían oír pese a lo elevado de la posición visitante. Fue al borde de la hora de juego cuando emergía la figura de Álvaro Fernández, con ganas de reivindicarse en ese estadio, el que detuvo el balón casi desde la misma línea, cuando Braithwaite le había superado ya, aunque muy trabado tras chocar con Loureiro. Reaccionó inmediatamente la SD Huesca, con una acción por la derecha en la que Elady buscó a Kortajarena, que se incorporaba al segundo palo sin marca. Pero el portero, rápido, interceptó el pase. Los dos guardametas, inéditos hasta ese momento, se sumaban así a la fiesta.
Álvaro volvía a aparecer, de nuevo de manera salvadora, enviando a córner un disparo de Cabrera que se colaba dentro. Y le tocó sacar a SD Huesca su versión más expeditiva en defensa, con un Loureiro imperial secando a la siempre peligrosa delantera local. Metió Hidalgo en el campo a Obeng, ocupando el lugar de Hugo Vallejo.
Resistía el Huesca casi de manera titánica a falta de veinte minutos para alcanzar el 90, cuando el técnico azulgrana matizó su dibujo, dando entrada a Juanjo Nieto y Kento. Con el refresco se mantuvo la intensidad defensiva azulgrana, para encarar la recta final del encuentro, entrando en el 80 con una falta peligrosa, muy escorada, casi como un córner, que volvió a despejar la zaga del equipo de Hidalgo. Así, con un Huesca aguerrido y un Espanyo chocando una y otra vez contra él, se llegó a unos cinco minutos de descuento que acabaron sin que ninguno de los dos lograra darle un giro al guión de los 90 minutos anteriores.



















