Hasta el final peleó la SD Huesca con uñas y dientes para intentar sumar en el derbi aragonés. Pero acabó pesando la ventaja que logró el Real Zaragoza al borde del descanso, en un más que discutible penalti que acabó condicionando el partido. Antes, había hecho el primero Loureiro, que igualó Liso. Los oscenses se supieron levantar y pelear un empate que, aunque buscaron insaciables, no llegó.
Una auténtica montaña rusa de sensaciones, así fueron los cuarenta y cinco minutos iniciales, que acabaron extendiéndose hasta el pitido final. Porque la suerte cambió de barrio varias veces, para disfrute de aquellos que no tenían intereses en juego sobre el césped de El Alcoraz, no así para los 8.181 que se dieron cita en el estadio azulgrana. Los mismos que sintieron el viento de cara ya en el minuto 10, cuando Loureiro sacaba un disparo casi imposible con la zurda, en el rechace de un córner, encontrando el ángulo para hacer el primero.
El Huesca dominaba el marcador y también la estadística, logrando mover el balón en campo contrario. Pero cuando parecían los de Hidalgo haber llevado el partido a su punto más conveniente, una buena acción individual de Liso suponía el empate de nuevo. Se igualaban las fuerzas, y el encuentro parecía condenado a alcanzar su punto medio con empate, pero aparecía la figura del árbitro para un nuevo guion. Señalaba el punto de penalti en un lance entre Mikel Mesa y Javi Martínez, que ya se iba conduciendo el balón, pero consideró el colegiado que soltaba el brazo de forma temeraria. El propio Mikel Mesa convertía, ya en el tiempo descuento, y obligaba a la SD Huesca a remar en contra en la segunda parte.
Movió pronto Hidalgo la ofensiva, refrescándola con la salida de Obeng y Hugo Vallejo. Antes, los visitantes habían estrellado en el palo un disparo desde la frontal. A los azulgranas solo les valía el triunfo, y el técnico quemaba naves, sacrificando un defensor, con la salida de Javi Mier y Bolívar por Kortajarena y Loureiro. Y conseguía su equipo avanzar esos metros necesarios para aumentar de peligro. Dos faltas en tres cuartos iniciaron los minutos de más presión local. La segunda, colgada por Vilarrasa, la remató Bolívar de cabeza, se fue por encima del larguero por muy poco.
Pero consiguió el Zaragoza frenar el ritmo del juego, llevándole al escenario que le interesaba, a base de continuas interrupciones. Tresaco fue el último cambio, por Gerard Valentín. Seguía intentándolo la SD Huesca, pese a los intentos del rival por llevar al mínimo el tiempo de juego. La doble amarilla de Mouriño dejaba al Zaragoza con uno menos en los últimos cinco minutos de juego reglamentario, y El Alcoraz se levantaba al grito de 'Se puede'. A Obeng le sacaba un disparo clarísimo Badía, cuando a la SD Huesca le sabían a poco los seis de añadido.
Óscar Sielva veía la roja en el añadido, igualando las fuerzas, y dejando para la heroica un empate que no llegó.




