Un gol en los primeros compases, y otro en la recta final, acabaron dictando sentencia sobre la SD Huesca en su paso por El Molinón. No hubo premio para los de Hidalgo, que abrazaron el No Reblar hasta el desenlace, cuando un gol en propia puerta al borde del 90 les dio alas y pundonor. Pero la reacción acabó siendo insuficiente para sumar en uno de los estadios más complicados de la categoría.
A modo de agua fría. Igual que la lluvia que de súbito empezó a caer sobre El Molinón tras el pitido inicial. Así fue para la SD Huesca el remate de Caicedo que en el minuto seis del partido adelantaba al Sporting de Gijón. Demasiado pronto se veían los azulgranas con la necesidad de remar en contra, todavía acomodándose sobre el césped asturiano con un once inaudito, marcado por lo apretado del calendario en este mes y una enfermería más llena de lo deseado. Pero se aferraron a la parte positiva, de disponer todavía de mucho tiempo por descontar, y lograron ir recuperándose del mazazo inicial. Lograron así llegar con más facilidad a la meta de un exazulgrana como Rubén Yáñez, buscando la velocidad de Soko y las siempre peligrosas internadas de Gerard Valentín.
Con las fuerzas más igualadas, pero el marcador en contra, aguantó la SD Huesca los arreones locales en el tramo final de la primera parte, que llevaron la sensación de peligro sobre la meta de Juan Pérez, pero sin mover el 1-0 al paso por vestuarios.
Javi Pérez saltó al terreno de juego por Jordi, ya tras la reanudación. No cambió el guion demasiado, con dos equipos sin excesivo sufrimiento, pero con mayor urgencia en el lado visitante, que inevitablemente se traducía en mayores imprecisiones. Toni Abad, Diego González y Unzu saltaron entonces al campo en busca de nuevas soluciones para convertir en más productivas las posesiones. Y a punto estuvieron de sorprender los azulgranas de jugada ensayada en un córner, que sacó Yáñez pegado al poste. A las manos del guardameta llegó también un remate de cabeza de Sergi Enrich desde el corazón del área, a centro de Toni Abad.
El jugador del filial Axel Bejarano fue el último cambio para los de Hidalgo, a quince minutos del final, cuando más cómodos se sentían los azulgranas en un Molinón ensordecedor por momentos. Pero no supieron aprovecharlo, y volcados en buscar la portería rival, acabaron pagando con el segundo un desajuste, ya en el minuto 80. A partir de allí, el equipo tiro de garra, y encontró el refuerzo de un tanto en propia puerta a solo tres del final, que hicieron los cinco de descuento no aptos para cardiacos, pero que dejaron la alegría en las gradas tras el pitido final.













































