No rebló la SD Huesca, una tarde más, en El Alcoraz. Pero esta vez su esfuerzo, no tuvo premio. Tuvieron que luchar durante más de 70 minutos con un jugador menos, y aunque consiguieron suplir la inferioridad con garra y el apoyo de su público, la remontada no fue completa, y el partido murió en un 1-2 que aleja el objetivo.
El guión del partido que se podía esperar en El Alcoraz saltaba por los aires demasiado pronto para los intereses de los azulgranas. Juan Pérez veía la roja directa por tocar un balón fuera del área, en el minuto 19 de partido. Sergi Enrich era el sacrificado, para dar entrada a Adrián Pereda, de la SD Huesca B, como guardameta. Nuevamente le tocaba saltar al terreno de juego ante una situación atípica y con una difícil papeleta. Pese al mazazo de verse en inferioridad tan pronto, el equipo se recompuso. De hecho, una de las características internadas de Gerard Valentín a punto estaba de conectar con la incorporación de Soko, que remataba fuera.
Pero el equipo sufía algo más en área propia, y se traducía en el primer aviso claro, al borde del tiempo reglamentario, cuando el Oviedo hacía el primero, pero era anulado por fuera de juego. Parecía contar con una vida extra la SD Huesca, que como resorte les impulsaba a campo contrario, con varias llegadas sin finalizar por banda derecha. Pero infructíferas, volvía a golpear el Oviedo, ya en el cinco del añadido, y esta vez el gol era legal.
Toni Abad y Hugo Vallejo saltaron al terreno de juego en la reanudación, en busca de la reacción que necesitaba el equipo ante un panorama poco alentador para sus intereses. Y más cuando en el 64, el Oviedo hacía el segundo. Javi Hernández saltaba entonces al campo, en su regreso tras superar su lesión. Y era en el rechace de la defensa a un disparo suyo cuando Soko acortaba distancias, con veinte minutos por descontar.
El Alcoraz creía y el equipo también. Moi Delgado completaba los cambios, y los azulgranas lograban instalarse en campo del rival, que intentaba buscar la sentencia aprovechando la superioridad a la contra. Pereda hacía varias intervenciones claves para mantener a su equipo vivo, cruzando ya el 85. Y aunque el equipo terminaba volcado, no llegaba el premio del gol, y con ello, de los puntos. Y el pitido final dejaba una promesa por parte de los azulgranas, la de pelear hasta el último aliento en las cuatro jornadas que restan.














































