Ambientazo para un partidazo. El Alcoraz se vistió de gala para recibir al Espanyol, pero solo pudo celebrar un punto, que supo a más ante el incansable trabajo del equipo azulgrana. Tuvieron que remar en contra ante un más que discutible penalti, pero supieron reponerse para acabar el encuentro en área contraria, empujados por una afición entregada. La victoria se sigue resistiendo junto al cerro de San Jorge, aunque con partidos como el de este domingo, está muy cerca.
Salió la SD Huesca concienciada e inspirada al terreno de juego, aupados en el estado de gracia de Gerard Valentín, que se tornó pesadilla para su par ya desde el arranque del encuentro. Y por su banda llegaron las aproximaciones con más peligro de su equipo, al que le faltó poblar el área para aprovecharlo. Javi Martínez y Óscar Sielva se animaron también con disparos lejanos que no encontraron portería. Pero tampoco el Espanyol llegaba a probar a Álvaro Fernández, ya que saldaban la primera parte con apenas una llegada clara, que se iba por encima del larguero.
Gran trabajo defensivo que se vio truncado en el inicio de la segunda parte al señalar el árbitro penalti por una más que discutible mano de Jérémy Blasco, en pleno forcejeo con Braithwaite. Puado no falló, dejando a la SD Huesca por detrás en el marcador. Con el Alcoraz encendido, la energía llegó al césped, y los azulgranas subieron revoluciones para buscar el empate. Pudo llegar apenas cinco minutos después, con un disparo de Javi Martínez en un rechace en la frontal que se fue por muy poco. Después, el pie de Pacheco resultó salvador en el remate de Gerard Valentín a bocajarro, tras un córner, en cuya defensa también hubo varias acciones susceptibles de ser punibles, o al menos, revisables.
Se enrareció el encuentro, que intentó agitar Hidalgo con los cambios. Primero Bolívar, Enzo y Vilarrasa, y minutos después, Hugo Vallejo. Pero fue Jorge Pulido el que arrancó una jugada dentro del área, a cuyo rechace llegó Vilarrasa para poner el empate en el marcador. Era el mejor momento de los azulgranas, totalmente volcados y llevados en volandas por su afición. Tocaba consumar la remontada con diez minutos por descontar en el luminoso.
Vilarrasa volvía a tener en sus botas la oportunidad de hacerlo, en un balón horizontal que se paseaba por el área, pero queriendo asegurar el disparo, se le adelantaba un defensa. Tenía también la suya el Espanyol en un balón al segundo palo que Jofre enviaba fuera. Ocho minutos de añadido, no aptos para cardiacos, en los que los visitantes acabaron pidiendo la hora terminaron con El Alcoraz ovacionando a su equipo, y la sensación de que la SD Huesca había dejado escapar vivo al RCD Espanyol.




















