No apto para corazones débiles. El Alcoraz se ha abonado a las emociones máximas, a la intensidad. Por segunda jornada consecutiva los azulgranas ataron la victoria en el tiempo de descuento. Esta vez ante el Málaga, con un tanto de Liberto, que volvió a dejar una piña de todo el equipo y la felicidad instaurada bajo el cerro de San Jorge.
El regreso de la SD Huesca a su feudo dejó una primera parte vistosa para el espectador neutral, pero tensa si había interés en alguno de los dos equipos. Y es que ambos conjuntos se repartieron las ocasiones, en un primer tiempo de ida y vuelta que pudo decantarse para los dos lados, pero que acabó como empezó. Ángel Pérez, en su debut como azulgrana, fue el primero en animarse, con un potente disparo desde fuera del área con el que no llegó a sorprender al guardameta. Un tiro de Lobete que rozo la parte superior del larguero fue la respuesta visitante.
Para la SD Huesca un cabezazo de Enol que se fue desviado y una llegada de Portillo en la que quiso dejársela a Julio y se adelantó la defensa, fueron las más claras antes de retirarse al vestuario.
Y el descanso no cambio demasiado el guión, ya que aunque el Málaga pareció entrar más enchufado al terreno de juego, pronto se igualaron de nuevo las fuerzas. Sielva ocupando el lugar de Jesús Álvarez (que había tenido que ser atendido minutos antes) y Álvaro Carrillo fueron los primeros movimientos de Guilló, para seguidamente dar entrada a Manu Rico y Liberto por Portillo y Luna. Ntamack completó los cambios.
Entró el encuentro en un estado de locura en sus últimos cinco minutos que se conviertieron en nueve con el añadido. En ellos parecía el Málaga sentirse más cómodo. Pero la magia de El Alcoraz volvió a emerger, esta vez en las botas de Liberto. Y en el 93 se desataba la locura en la grada azulgrana, con la segunda victoria consecutiva en el descuento de los de Guilló. Porque la SD Huesca nunca rebla.










































