La SD Huesca se despidió de la Copa del Rey con todo un alarde de esfuerzo ante su gente. Los azulgranas llegaron al tramo final de la prórroga con opciones, después de adelantarse en la primera parte, y conseguir igualar ya en el añadido. Los tantos de Luna y Kortajarena hicieron soñar a El Alcoraz, que despidió con aplausos a los suyos.
Porque golpeó primero la SD Huesca. Una falta rasa de Dani Luna desde la derecha que se coló directa, sin que nadie la tocara. Se adalantaban los azulgranas después de unos primeros minutos de tanteo en los que la diferencia de categoría, o la presencia de jugadores menos habituales, se había diluido para dar paso a un tuya-mía más que vistoso.
Parecía que los locales iban a aguantar la ventaja antes del paso por vestuarios, en un gran despligue físico, especialmente de los más jóvenes y menos habituales, como Willy, Arribas o Manu Rico, titulares en la cita copera. Pero Osasuna encontró la forma de perforar la portería de Dani Martín justo al borde del descanso, también de falta, acabando la primera mitad con un uno a uno que dejaba todo abierto para la segunda.
Pero los movimientos de banquillo y el paso de los minutos no lograron desnivelar el duelo, como suele ser el guión habitual de los encuentros de Copa. Aguantó la SD Huesca el empate a uno, para forzar una prórroga sin favorito claro en base a las estadísticas de los 90 minutos anteriores.
Y no disminuyó el ritmo en el añadido, y siguieron las ocasiones en ambas porterías. Fue Osasuna el que encontró el premio en el inicio de esta, con gol de Raúl García. Bolo hizo el entonces el cambio extra de la prórroga, con la entrada de Ángel Pérez por Toni Abad, y fue un centro del zaragozano el que encontró a Kortajarena para que volviera a igualar el encuentro.
Volvía a ponerse el partido en el punto inicial con la segunda parte de la prórroga por delante, y ahora ya sí las piernas empezaron a pesar, y lo aprovechó Osasuna para volver a adelantarse. Ahora ya sí de manera definitiva, como certificó el cuarto y resolutivo en el último suspiro del encuentro.