Será recordada por el aguacero que caía sobre el El Alcoraz y por suponer la primera derrota del curso de los azulgranas ante su afición. La SD Huesca tropezó contra el Granada, que se adelantó en la primera parte, y aunque las ocasiones fueron más que claras para igualar el partido, el balón no quiso entrar, y los de Guilló se quedaron sin sumar.
Se enfrió la SD Huesca cuando, bajo la intensa lluvia, el Granada se adelantaba. Minuto 24 y los visitantes encontraban el camino entre las líneas azulgranas para batir a Dani Jiménez, pese a que en los primeros minutos habían sido los de Guilló los que habían pisado área con más facilidad. Tocaba remar bajo la tormenta, y un potente disparo de Óscar Sielva que se fue por encima del larguero en el 33 pareció dar el golpe de timón necesario.
Las más claras llegarían al borde del descanso. Primero Kortajarena, que una gran acción de Ro -en su primera titularidad- hasta línea de fondo, dejó al vasco incorporándose solo en la frontal, pero disparó con la derecha y no encontró portería. Y nuevamente era Ro, ya en el añadido antes del paso por vestuarios, el que, tras una gran control, asistía a Sergi Enrich, cuyo remate se encontraba con mano salvadora de Luca, cuando El Alcoraz ya cantaba gol.
Movió rápido el banquillo Guilló en la segunda parte, con la entrada de Jesús Álvarez y Liberto, por Arribas y Portillo, en busca de mayor fluidez para llegar a área contraria. Y consiguió trenzar el equipo varias llegadas con peligro, pero el balón se resistía a entrar. El paso de los minutos no beneficiaba los intereses del conjunto oscense, con un Granada dispuesto a hacer que se jugara lo menos posible. Luna dejó su lugar a Ojeda, que reaparecía tras su lesión, y ya a dieciseís para el final, Sielva y Enrich hacían lo propio con Ntamack y Enol, buscando cargar todavía más la ofensiva.
Pero no estaba la noche para la SD Huesca, que chocó una y otra vez en sus intentos de perforar la portería contraria, acumulando llegadas. Los cinco de descuento no cambiaron el guion, y la llamada a la épica, que tantas alegrías había dado a la parroquia azulgrana en jornadas anteriores, esta vez no llegó.













































