Nada más aterrizar el avión de los azulgranas en el aeropuerto oscense, cientos de aficionados fueron a arropar al equipo para darle una cálida bienvenida a su ciudad. Entre halagos y ánimos, toda la plantilla atendió a su afición haciéndose fotografías, firmando camisetas y hasta animándose a cantar con ellos. El gran ambiente que se respiraba en el norte de Aragón sería solamente un aperitivo de lo que les depararía al equipo porque a las siete y media de la tarde, realizarían un paseo triunfal por Huesca.
A través de un autobús descapotable y partiendo desde El Alcoraz, los héroes del ascenso recorrerían las calles más importantes de la ciudad para empaparse del verdadero gusto que supone un ascenso a Primera División. Los colores azulgranas tomaron Huesca y miles de aficionados salieron de sus casas para recorrer y celebrar la rúa que estaba haciendo el equipo. La fiesta oscense fue inimaginable y los cánticos no cesaron durante toda la travesía. El trayecto terminaría en la plaza de Navarra y, en ella, los jugadores subieron a la terraza del Casino para continuar con la celebración.
Jugadores, técnicos y gente del club fueron desfilando por el balcón para dedicar unas palabras a sus fieles seguidores. Las caras de todas las personas que estuvieron en la plaza derrochaban una felicidad impoluta y brillante porque sabían que habían hecho historia en el mundo del fútbol. El presidente de la Sociedad Deportiva Huesca, Agustín Lasaosa, fue el primero en demostrar su alegría: “Ya habréis oído muchas de las cosas bonitas que están por llegar, porque el Huesca llega a la mejor liga del mundo”. Además, se acordó de los que no los acompañaban y que dieron todo por el club: “Ahí arriba, en el cielo, hay gente que ha estado muchos años luchando por el Huesca”, decía el máximo mandatario. A lo que añadía que “esto va a suponer un antes y un después porque subimos todos”. A continuación, Agustín Lasaosa cedería el micrófono a otras personas del club como a Jose Antonio Martín ‘Petón’, el cual demostró su espíritu luchador una vez más: “No hay que mirar a la derecha ni a la izquierda, solo un poco hacia atrás para recordar de dónde venimos, y siempre hacia delante”. El director general del club, Josete Ortas, también se emocionó a la hora de ver a la plaza repleta de personas: “Hay que aprovecharlo para darnos cuenta de que valemos mucho”.
Finalmente, les tocaría el turno a los guerreros de la plantilla, a los que lucharon cada fin de semana por conseguir lo que se logró el pasado día: el ascenso a la máxima categoría del fútbol español. La felicidad se derrochaba por sí sola en lo alto del Casino y jugadores como Carlos Akapo sugirió hasta un día festivo para la ciudad: “A partir de ahora, tenemos que proponer que el día 22 de mayo se declare para siempre como festivo en la ciudad de Huesca”, decía el lateral. Otros, como Álvaro Vadillo, se acordaron de los que lucharon por ello años atrás: “Tenemos que acordarnos también de todos los jugadores y el cuerpo técnico que pasaron antes y que contribuyeron a que hoy estemos aquí”, decía el jugador. Finalmente, el míster solo tuvo palabras de agradecimiento tanto para el club como para la ciudad: “Esta ciudad tiene duende y pase lo que pase siempre pensaré que en Huesca tengo una casa. Muchas gracias por todo”, decía Rubi emocionado.
El partido de este domingo será una celebración más ya que el equipo se despedirá de los aficionados en el último partido de la temporada en El Alcoraz. Siempre sin reblar, todo el equipo sabe que ha hecho historia y qué mejor manera que despedirse en su feudo con una victoria más.
¡Gracias Huesca!
